
24 Ago Cambios en el tercer sector para adaptarse a la COVID-19
La COVID-19 ha puesto el mundo patas arriba. Muy probablemente nada vuelva a ser como era. Aunque se encuentre una vacuna totalmente eficaz, los cambios en pautas, comportamientos, rutinas,… que estamos viviendo durarán años y posiblemente se conviertan en costumbres y se queden entre nosotros.
La adaptación es imprescindible. También en el tercer sector. Como hice cuando sufrimos la anterior crisis, ahí van seis temas (podrían ser más) que creo que hay que abordar. Algunas con cierta urgencia y otras mirando más al medio y largo plazo.
1.- Conectar local-global, temáticas y con el futuro
Llevamos mucho tiempo diciendo que hay que conectar problemáticas y alternativas, que lo que pasa en Ghana no es tan diferente de lo que pasa en cualquiera de nuestros barrios. Pero creo que somos conscientes de que no hemos dado con la tecla.
No tendremos un momento mejor que el actual. La COVID-19 ha generado colas del hambre en Madrid y en Buenos Aires, ha provocado pérdidas de empleo en El Cairo y en Oslo, el que no tiene acceso a agua en Dakar para lavarse las manos está tan expuesto al virus como la que sufre un corte de agua en Lepe,… Nunca fue tan claro que vivimos en un mundo de interdependencias.
Y ese vínculo es totalmente evidente en lo temático. Salud, pobreza, vivienda, derechos laborales,… son caras de un mismo prisma que podemos conectar fácilmente a través del SARS-CoV-2. Aún manteniendo sus ámbitos de especialización, a las ONG les toca hacer un ejercicio de ampliar su foco comunicativo, contribuyendo a explicar las dependencias entre unos derechos y otros. Desde mi punto de vista, el tiempo de “yo hablo de lo mío” ha pasado.
Y no nos olvidemos del futuro (próximo). Uno de los problemas que se ha encontrado el tercer sector a la hora de implicar a la ciudadanía en la lucha contra el cambio climático es que sus efectos no se veían, que llegarían muchos años después. Pues bien, tenemos un escenario de crisis global que puede servir para hacer un poco más entendible cómo será el mundo con unos cuantos grados más. Aprovechemos, porque es la siguiente que se nos viene encima.
2.- Entrar de lleno en el mundo de la incidencia
En los próximos meses morirá menos gente si se fortalecen los sistemas públicos de salud -política-; se abrirán escuelas de manera segura si se dedican recursos a ello -política-; se protegerá a los más vulnerables si el tema se pone arriba en las escalas de prioridad de las administraciones -política-; conseguiremos pagarlo todo si hay justicia fiscal -política-; la posible vacuna llegará a todo el mundo si se declara bien público -política-; los países más vulnerables podrán paliar los efectos de la pandemia si se les deja de machacar -política-;… Todo será política. Guardar silencio se interpretará como un posicionamiento más cerca del extremo contrario a las personas más vulnerables.
No digo que haga falta que todas las organizaciones lideren procesos de incidencia. Simplemente tienen que perder el miedo a que se las tilde de “rojas” y sumarse a lo que hagan otras ONG o las coordinadoras y plataformas que ya lo están haciendo.
3.- Evitar la tentación de utilizar la crisis para captar
Viendo la comunicación que hacen algunas organizaciones me temo que a esto llego tarde, pero no por ello quiero dejar de escribirlo.
No vamos a superar la crisis de la COVID-19 con unos cuantos donativos. Ni aquí, ni en Níger, ni en Honduras. Volvamos al punto anterior y expliquemos a la gente que esto va de política. Lo que tenemos encima es infinitamente más importante que la supervivencia organizativa.
4.- Diseñar planes para no perder al voluntariado
El confinamiento, el miedo al contagio en espacios cerrados y las limitaciones del número de personas que pueden reunirse han tenido y tendrán un grave impacto sobre el voluntariado. Las ONG corren el riesgo de perder la conexión con estas personas. Una desconexión que puede ser permanente, con lo que eso conlleva tanto para la realidad de las propias organizaciones como para el objetivo más amplio de construcción de ciudadanía.
Son necesarios planes para evitar que ese hilo que une ONG y personas no se rompa. Más y mejor comunicación interna, propuestas de actividad on-line o semipresenciales, protocolos para actividades presenciales que impidan contagios y den seguridad a voluntarios y voluntarias,…
Para el futuro, en el que pinta que el teletrabajo tendrá un gran peso, habrá que pensar en nuevas formas de voluntariado y en sistemas de compensación de aquellas personas de la plantilla que tengan voluntariado presencial a su cargo. El técnico de cooperación podrá formular proyectos desde su casa, pero la responsable de voluntariado inevitablemente tendrá que seguir tratando con gente en directo. Y eso habrá que valorarlo y pagarlo.
5.- Definir estrategias de participación on-line
Asambleas, encuentros de voluntariado, fines de semana de intercambio y formación,… tardarán tiempo en volver. Es necesario, por tanto, diseñar estrategias para facilitar la participación on-line de la base social en el devenir de las organizaciones y en la toma de decisiones. No vale con unos cuantos correos electrónicos y encuestas para salir del paso. Hay que hacer auténticos esfuerzos de diagnóstico para detectar necesidades y oportunidades y vías de acción. Si queremos que tenga éxito, hay que dedicarle tiempo y recursos.
6.- Pensar si es el momento de iniciar un camino hacia el ámbito rural
Tanto las ONG como buena parte de su base social es urbana. Salvo algunas (y notables) excepciones la España vaciada también lo está de iniciativas del tercer sector. Pienso en promoción del voluntariado, movilización social, Educación para el Desarrollo,… Quizá en un momento en el que una parte del país piensa que pudiendo trabajar desde casa no tiene sentido vivir en una ciudad y se están trasladando (o pensando en trasladar) a un pueblo, sea la oportunidad para tener más presencia en lo rural. Si tu voluntaria del equipo de campañas de León se va a vivir a Gordoncillo, ¿por qué no proponerle que active un grupo en su nuevo lugar de residencia?
Algunas propuestas al tercer sector sobre incidencia, voluntariado y participación ante la #COVID19 Clic para tuitear
Terminé de escribir este post en Cullera el 24 de agosto de 2020
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