28 Ene ¿Cómo generar conversaciones en Internet desde las ONGD?
La respuesta parece fácil: a través de las redes sociales. Es cierto, pero como he comentado otras ocasiones, la web 2.0 no es una tecnología, sino una actitud, por lo que tener un perfil en una red social es sólo una condición necesaria, aunque no suficiente para el diálogo.
Desde mi punto de vista, una organización que quiera utilizar las redes para conversar debe dar tres pasos previos antes de lanzarse a esta tarea:
El primer paso debería ser, precisamente, asumir que las redes sociales son herramientas para conversar y participar, y no un canal adicional a la página web para lanzar mensajes. Aunque parezca una obviedad, todavía muchas ONGD no han incorporado internamente esta visión y algunas las utilizan como repositorios de enlaces a sus páginas web, es decir, con los mismos contenidos y el mismo lenguaje, incluso cuando se ha asumido, teóricamente, un discurso de fomento de la participación.
Propongo, como segundo paso, perder el miedo al error. Pensemos en las redes sociales como “plazas digitales” en las que hablar. Como en las conversaciones tradicionales, si te equivocas, puedes rectificar, con naturalidad: escribe otro post, otro tuit u otra publicación en el muro, reconociendo y enmendando el error. Recordemos el primer paso, las redes sociales no son una página web, un informe o un comunicado de prensa en los que el mensaje tiene que ser perfecto. Si nuestro estilo comunicativo en las redes es ése, no habrá conversación por falta de naturalidad.
Si conseguimos no tener miedo al error, estaremos en disposición de dar el tercer y último paso: dejar de ver la pérdida de control como un problema. Más conversación es incompatible con los actuales modelos de gestión de la comunicación. Es necesario implantar cambios. Si queremos fomentar el diálogo, la tarea será de toda la organización, no sólo de los departamentos de comunicación. Tenemos que buscar el modelo de gestión más adecuado y eso pasa por no cerrarnos a nada: las áreas de comunicación tienen que compartir la gestión de las redes con otros departamentos, o incluso valorar si lo más adecuado es ceder la responsabilidad a otros (áreas de participación, por ejemplo). Deberían, asimismo, fomentar que grupos de trabajo, delegaciones o sedes tengan sus propios perfiles, y dar opciones para que profesionales, voluntarios y socias hablen en nombre de la organización, incluso oficialmente, con perfiles institucionales. Las opciones son múltiples. El papel de los departamentos de comunicación, a partir de entonces, no será tanto el de gestionar las redes en exclusiva, como el de acompañar, asesora y fomentar que la organización como entidad y sus miembros usen las redes sociales como herramientas al servicio de la consecución de los objetivos marcados.
A partir de aquí se puede empezar a pensar en abrir perfiles en redes sociales, aunque lo más recomendable es hacer un análisis previo de qué objetivos buscamos, a qué público objetivo nos dirigimos, sobre qué contenidos queremos dialogar, etc. porque esas decisiones condicionarán en qué redes estar y el estilo que debemos utilizar. Pero ésos son temas para otro post.
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