29 Mar Soñar lo imposible
No se puede decir mucho más, aparte de que soñemos, pensemos lo imposible, actuemos y cambiemos el mundo (y que Petrella podía haber utilizado «personas» en vez de «hombres»):
(…) La fuerza de los hombres yace en su capacidad de soñar, de «pensar lo impensable», de ser visionarios, de «pensar lo imposible». La experiencia demuestra que la capacidad de realización y de construcción de los hombres se reduce en ausencia del soplo vital que entregan los sueños. Las sociedades humanas necesitan de los sueños, éstas avanzan sobre todo gracias a las «exigencias» de superación de los límites del presente. Si algunas sociedades (no muchas hasta el momento) lograron asegurar el derecho a la vida para todos sus miembros (por ejemplo, el acceso al agua, a la alimentación, a tratamientos sanitarios básicos), no ha siedo gracias a los responsables de los bancos centrales nacionales, a las empresas del agrobusiness, a la industria farmacéutica, a las empresas constructoras, ni a las infraestructuras hospitalarias. (…). Tales conquistas se alcanzaron especialmente gracias a todos aquellos (hombres y mujeres) que, a partir del siglo XVII, lucharon para promover y defender el derecho a la salud y a la alimentación para todos y que, justamente, han sido sistemáticamente acusados de irrealismo y de utopía por los responsables políticos, económicos y sociales que eran, en esa época, los principales propietarios / «gestores» de los recursos.
La cita es de: Riccardo Petrella (2005) El derecho a soñar. Propuestas para una sociedad más humana. Intermón Oxfam, Barcelona.
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