
13 May Voluntariado en ONGD: ¿proceso educativo transformador y cauce de participación ciudadana? Debate
Tras el diagnóstico que os comentaba en el post anterior continuamos trabajando sobre el voluntariado en ONGD. En este sentido, me surgían varias preguntas de las que destaco las siguientes:
¿Qué quiere la gente? ¿Qué quieren nuestros voluntarios y voluntarias?
Es probable que no quieran participar de una manera diferente más allá de su tarea. O quizá prefieran otros espacios de participación a los que las ONGD ofrecemos. Por ejemplo las actuales mareas o el 15M. Desde luego lo más lógico sería preguntarles a ellos y a ellas.
Sin haber hecho ese ejercicio, me aventuro a pensar que las organizaciones de desarrollo tenemos la obligación de tratar de fomentar la construcción de ciudadanía entre nuestro voluntariado. Tenemos que ofrecer espacios, canales y herramientas de participación más allá de la tarea. Por supuesto, siendo conscientes de que la última palabra es de cada persona, que elegirá si toma o no esta opción.
¿Quieren las ONGD contribuir a la transformación social?
A bote pronto casi todo el mundo dirá que sí. Pero también estoy convencido de que la mayoría de los que están vinculados al mundo de la cooperación habrán oído varias veces frases del estilo “déjate de saraos y charlas. Lo que hay que hacer es construir pozos para darle agua a la gente”.
Más allá de lo que podría ser una anécdota, veamos qué han hecho las ONGD en los últimos tiempos. En diciembre de 2011, en el III Encuentro del Sector, una conclusión predominó claramente sobre las demás: estamos en una nueva época en la que se hace imprescindible reforzar la base social, la movilización social y recuperar el espíritu asociativo y militante de las organizaciones.
Año y medio después, al menos desde mi punto de vista, los grandes movimientos tienen un objetivo diferente. El protagonismo ha sido de la búsqueda financiación alternativa para paliar la bajada de ingresos por la pérdida de socios y desaparición de convocatorias de subvenciones de cooperación. Las campañas de captación han sido mucho más protagonistas que las de movilización. E incluso, según tengo entendido, algunas organizaciones han empezado a buscar fondos en las cooperaciones australiana, canadiense o suiza. O a captar socios en países emergentes como Perú o Brasil. Todo parece indicar que el camino apunta a perpetuar el modelo de ONGD centradas en la gestión de proyectos.
¿Saben las ONGD contribuir a la transformación social desde el voluntariado?
¿Saben qué hay que hacer en el círculo rojo para que ese esquema sea real? En mi opinión, algunas organizaciones –pocas- saben algunas cosas, pero la mayoría, aunque quisieran, tienen un largo camino que recorrer.
¿Pueden las ONGD contribuir a la transformación social desde el voluntariado?
¿Se pueden poner en marcha procesos educativos transformadores que necesitan largos periodos de tiempo en organizaciones que funcionan con una visión de corto plazo, habitualmente marcada por una financiación de proyectos de carácter anual?
¿Con las estructuras actuales y formas de trabajar de las ONGD se puede contribuir a la transformación social desde el voluntariado? En este sentido, Víctor Marí habla de organizaciones con una estructura similar a la de la fábrica fordista. Entidades en las que, en la parte de abajo, están socios y voluntarios que ejecutan obedientemente las decisiones de los de arriba, en las que los expertos diseñan los proyectos que no tienen en cuenta las opiniones de los que están al pie del cañón o en las que no se pide al de abajo que piense, reflexione o participe activamente.
La pregunta es si estas estructuras y formas de trabajar permiten ascender en la escalera de la participación del voluntariado:
¿Se puede promover la transformación social sin ser organizaciones políticas? La respuesta parece ser que no, al menos, como ya recogía en otro post, hay autores que dicen que: «El voluntariado en cuanto a actividad participativa, se ha de proyectar necesariamente sobre el espacio público y en consecuencia, tiene siempre una dimensión política que actualmente se está perdiendo en muchas ocasiones, en aras a una pretendida neutralidad o apolitismo que conduce a la pérdida de capacidad transformadora».
En este sentido, me resisto a dejar fuera de este post una frase que me gusta mucho del Manual de campañas para la movilización social de ONGAWA: «La omisión y la inacción es ya un posicionamiento político, pues mantiene la injusta distribución mundial de recursos y deja las manos libres a otras fuerzas sociales que no dudan de la necesidad y eficacia de la acción política».
¿Se puede contribuir a la transformación social mirándonos continuamente el ombligo?
Es decir, sólo con mi campaña y sólo con mi logo. Creo que no. Porque el mensaje implícito es que lo que hacen las demás –organizaciones y movimientos sociales- no importa y no podemos olvidar que la lucha contra la pobreza tiene múltiples caras, muchas más de las que una organización sola pueda abordar por muy grande que sea.
Aquí terminaba mi intervención. Mi última imagen fue para la primera página de los comic de Astérix. Esa en la que siempre dicen “Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor”. Así me parece que está esto del voluntariado transformador en las ONGD.
Lo del #voluntariado transformador entre las ONGD parece la aldea de los irreductibles galos https://jorgecastaneda.es/voluntariado-en-ongd-proceso-educativo-transformador-y-cauce-de-participacion-ciudadana-debate/ Clic para tuitear
Terminé de escribir este post en Madrid el 13 de mayo de 2013
La importancia de los tiempos | Después del Muro
Fecha 10:02h, 14 mayo[…] mayor participación activa de los ciudadanos (cosas que no hemos hecho en el pasado como apunta Jorge Castañeda en la última entrada de su gran blog y yo he coincidido con él también en usar como ejemplo el voluntariado), pero tenemos que […]